El 11 de septiembre de 1973, Chile ingresó en su noche más
triste, sangrienta y terrible. El momento de la caída del gobierno democrático
y popular de Salvador Allende, fue el inició de una terrible y genocida
dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. Al igual que en otros
escenarios del continente, los asesinos en el poder emprendieron una feroz
represión contra los obreros, los campesinos, los intelectuales y los artistas.
Pero hubo una voz, expresión del profundo sentir chileno, que la dictadura no
pudo acallar, la voz, de Víctor Jara.
Víctor nació el 28 de septiembre de 1932, en el seno de una
familia rural y humilde. Como sus tres hermanos, desde pequeño debió trabajar
en las tareas rurales junto a su padre. Amanda, su madre, le fue inculcando el
amor por la canción, hasta que a los 15 años ella murió.
El joven Jara ingresó, por sólo dos años, al seminario, en
donde estudió canto y pudo afianzar su vocación musical. A los 21 años ingresó
en el coro de la Universidad de Chile y poco tiempo después, se incorporó a la
escuela de teatro de dicha universidad.
Su vida artística estuvo dominada, durante los primeros
años, por el trabajo teatral, ya sea como ayudante de dirección o como
director. Claro que esto no le privó de continuar su carrera como cantor, ya
que a comienzos de la década de 1960 empezó a grabar y a componer sus propias
canciones.
La década del 60 será prolífica en la vida artística de
Jara. Será director artístico del grupo Quilapayún; dirigirá numerosas obras de
teatro en Chile y en los países vecinos y, además, lanzará su primer disco
solista, Víctor Jara, editado en 1966.
Durante 1970, Jara participó activamente de la campaña a
presidente del socialista Salvador Allende y luego se plegó al gobierno al ser
nombrado embajador cultural de Chile. Esta designación le permitió viajar a
Cuba y la Unión Soviética, en donde pudo conocer en profundidad las dos mayores
experiencias del socialismo y el comunismo en el mundo.
Durante los casi tres años de gobierno socialista en Chile,
Jara será, quizás, el artista más activo en la defensa y promoción del
gobierno. Allí confluirá con otros grandes del arte chileno, como Violeta Parra
y Pablo Neruda.
Pablo Camogli