Desde una dulce sonrisa cómplice, hasta una congoja que pregunta ¿por qué?


Me voy a presentar, soy Celia Gómez, hermana de Orlando Gómez, hijos de Julio Mario Gómez y Lucia Gamarra, quienes hasta marzo de 1976 éramos una familia feliz y vivíamos en el barrio “El Laurel”, mi padre se desempeñaba como empleado público en Gobernación y mi mamá era ama de
casa, yo contaba con apenas 7 años y Orlando 3, cuando sobrevino el golpe cívico militar de 1976.

Mi padre fue detenido en su lugar de trabajo, como miles de militantes sociales y políticos de aquel entonces.

A 34 años de esa historia tratare de ver como empezamos a ordenar las ideas.

Los recuerdos, las vivencias, parecen simples pero surgen innumerables imágenes superpuestas con los más variados sentimientos, desde una dulce sonrisa cómplice hasta una congoja que pregunta ¿por qué? o sensaciones que parecían irrepetibles pero están en nuestro interior.

Hoy nos sentamos con mi hermano Orly y leímos una vez más el libro “El
movimiento por los derechos humanos y la política argentina 1”, de H. R. Leis, lo leímos una vez más como hace varios años atrás; con el paso del tiempo la lectura es más profunda y comprensible que cuando lo hojeamos por primera vez, hace unos cuantos años atrás. Igualmente, igual que antes, la sensación que nos queda es que, como leí alguna vez en La Razón de Mi Vida...Memorias del General Perón, es que “En la vida de los pueblos como en la vida de los hombres, no todo lo hace el destino. Es necesario que los pueblos, como los hombres ayuden a su destino”.

Hay situaciones de la vida que nosotros no elegimos, como nuestros hijos,
padres, hermanos o tiempo en que nos toca nacer, vivir y hasta me atrevería a decir, morir. Pero nos consideramos sujetos o actores sociales inmersos en un todo bastante engorroso a veces, y otras no tanto, y creo que es debido a que nuestras raíces con el paso del tiempo se van afirmando más a nuestra historia, nuestra tierra o lugar y, por qué no, a nuestros sentimientos que en definitiva son el motor de todas nuestra acciones en la vida.

Di vueltas para poder decir que no elegimos a nuestro querido viejo, pero por suerte él sí eligió a doña Lucy, la más capa señora ovárica, de puta madre que resultó la petisa, hoy, como hace 41años atrás mi querida vieja, y bue...Lo demás es historia conocida, somos la familia Gómez - Gamarra que con el paso del tiempo fue incorporando afectos y nuevos seres...como los dos más viejos, los carcamanes Celia y Orlando, los porteños Javi y Facu, que fueron los hermanos que nacieron con la libertad y en democracia.

En el 2000 aparecieron los nietos, nueras y yernos, jajaja. Somos el resultado
del amor y compromiso de Julio y Lucy. Hoy juntos con cuarenta y dos años
de historia recorridos en forma conjunta.
Hubieron años en que estuvimos unos del lado de adentro y otros afuera, pero la vida no pudo quebrar o doblegar a este grupo que es mi familia.
Otros en que mucho no entendimos el por qué teníamos que primero mudarnos a un lugar que nada que ver con nuestros primeros años en donde éramos solo papá, mamá y yo, y cómo de un día para otro, papá no estaba más, si mal no recuerdo yo apenas tenía 7 años y Orlando 3. Orly que no creo que haya estado en edad de ni siquiera entender el por qué mi familia empezaba a cambiar así como después cambió nuestra vida.

Nos mudamos a Buenos Aires, solo me acuerdo de la sensación de angustia
que teníamos y como siempre guardo en el alma la presencia de mamá (Lucy)
también con angustia (disimulada), al lado nuestro. Por un lado sabiendo que algo no estaba bien, pero estábamos protegidos, sabíamos que Julio había sido trasladado de Candelaria a Resistencia, que obviamente con esa edad no teníamos ni la putísima idea de donde quedaba y así llegamos a Buenos Aires, después recuerdo nuestras visitas a Resistencia, por Dios!
Situación que no se desea a nadie y menos a criaturas, recuerdo ver a mi viejo con ese horrible uniforme azul, todavía la sensación de angustia y felicidad mezclada en ese momento sin saber por qué hablábamos de miles de cosas y hoy se me frunce el corazón al ponerme en lugar de mi viejo (joven por aquel entonces) y una vez más me saco el sombrero y lo admiro con todo mi alma por más que no se lo diga a cada momento.

Lo que si puedo contarte es que desde que tengo uso de razón mi viejo nos explicó que lo que nos tocó vivir a todos fue por la elección de un país mejor y que todos tuviéramos acceso a una vida mejor, que en ese momento de mi niñez era casi incomprensible ¿cómo podía elegir a todos antes de elegirnos solo a nosotros? y fueron tal vez las innumerables cartas, como así también las imperdibles charlas, cuando por ejemplo en la cárcel de Rawson, tan lejana y tan fría, el me abrazaba y recorríamos una y mil veces el perímetro del patio inmenso, cuando con mi mamá y Orly lo visitábamos. Fue por aquellos años que empecé a entender que mi familia era diferente, por eso vuelvo al principio y digo que hay elecciones en la vida que no son nuestras y hoy sostengo firmemente que hay elecciones que son inclaudicables, hay algunas que inflan el pecho de emoción y hay otras que solo hay que poner el pecho y darle para adelante, que así como nosotros con gran sabiduría de don Julio y doña Lucy, estamos acá juntos, compartiendo estos recuerdos de hace mucho tiempo atrás y que se mantienen vigentes en el día a día, esto me permite aseverar que somos resultado de nuestra historia grupal e individual, pero también a esta historia la torneamos y perfilamos con sentido crítico, social y también moral aunque suene medio (oligarca derechoso), pero bue... es real que si hacemos un raconto de años vemos que don Julio, hoy con sesenta y pico sigue trabajando de manera incansable.

Mi viejo sigue eligiendo la militancia social, y si bien sabemos que jamás se
sacó la camiseta peronista...hoy ya no está al frente del sindicato como lo hizo años atrás. Pero me juego que analiza la situación en medio segundo, porque se sigue informando y formando día a día, por elección propia y para la construcción de un país mejor.

Es lo que nos deja de legado cada día anhelar y creer en una vida mejor para
todos, es así cómo mi viejo vive cada día su vida, esa es nuestra herencia.
Creo que no me voy a cansar de repetirlo y va a parecer tedioso y repetitivo
(en eso también me parezco a mi viejo, ahora de vieja, jajaja), pero bueno, en
ese corsi y recorsi (marcha y contramarcha) vuelvo a las elecciones que no son nuestras y otras que sí. Nosotros no elegimos a nuestros viejos, pero ellos si eligieron formarnos así (por suerte) con sentido social, nos enseñaron a mirar más allá de nuestras narices y a soñar con un mundo mejor.

Con respeto a la marcha en donde salió la foto con el cartel...creo que puedo
decir, que vemos reflejada una partecita de nuestras vidas, ahí está Orly todavía re chiquito con la inocencia a flor de piel, pidiendo algo simple: LA LIBERTAD DE MI PAPÁ.

Todavía sigo sintiendo la sensación de que se me frunce el alma ala ver, al
recordar ese momento de gente pidiendo justicia.

A cada uno de los que estuvimos ahí se nos eriza la piel al darnos cuenta que
nuestro compromiso social ya estuvo presente desde nuestros primeros años y que se fue forjando día a día. Puedo considerar que es un don, y esto me retrotrae a las palabras del General Perón “en la vida de los pueblos, como en la vida de los hombres, no todo lo hace el destino. Es necesario que los pueblos como los hombres ayuden a su destino” (de las memorias del General Perón).

Y Bueh... cuantas vueltas en mis recuerdos, quiero ir cerrando estas líneas con una poesía que me escribió mi viejo en algunas de sus cartas:

“Yo dormía y soñaba
Que la vida era alegría
Desperté y vi
Que la vida era servicio
Serví y vi.
Que el servicio era alegría.
R. Tagore.

Gracias por permitirme remover un montón de sentimientos y sensaciones
que dan sentido, razón y explicación a mi vida.

Celia Gómez - hija de Mario Julio Gómez
del Libro "Misiones, Historias con Nombres Propios" Tomo I
compiladora Lic. Amelia Rosa Baéz
Subsecretaria DDHH - Provincia de Misiones