Quienes concurran mañana a la sede central o a alguna de las 52
sucursales del Banco Hipotecario, convocados tras haber pedido un turno
para tramitar un crédito para la construcción de la vivienda única, no
serán atendidos en forma individual, sino formando parte de un grupo de
aproximadamente veinte integrantes.
Allí recibirán una exposición de un
oficial de crédito del banco, con los detalles del plan de
financiamiento y las instrucciones de los pasos que deberán dar antes y
después de que se les otorgue el crédito. Tras una amplia explicación
del sistema, el representante del banco responderá las preguntas que le
planteen.
Antes de retirarse, los que estén en condiciones –que posean
el terreno sobre el cual construir con la documentación en regla– podrán
llenar la solicitud para iniciar el trámite. Quienes carezcan de alguna
documentación requerida, serán convocados para una nueva reunión para
completarla.
En total, se estima que la reunión con cada grupo podrá
durar una hora. Así se pondrá en marcha, desde mañana, el Pro.Cre.Ar.,
el plan de vivienda propia más ambicioso y abarcativo del que se tenga
información en este país desde hace muchas décadas.
La reunión colectiva tiene dos objetivos: por un lado, hacer más
eficiente la convocatoria, ya que permite que más personas sean
atendidas en menor tiempo. Pero también la experiencia del Hipotecario
indica que en las reuniones colectivas surgen inquietudes de unas
personas que les sirven a otros participantes.
Para acceder al crédito,
la charla inicial es obligatoria. Cada uno de los solicitantes que se
inscribieron por Internet señalando que tenían terreno propio sobre el
cual construir, fueron citados a la sucursal que corresponde al
domicilio que figura en su DNI. El Hipotecario tiene casa central en la
Ciudad Autónoma y sucursales en todas las regiones del país. En los
partidos del conurbano bonaerense posee siete sucursales, y otras siete
en el interior de la provincia. Cuenta con otras cinco en la provincia
de Córdoba e igual cantidad de casas en Santa Fe.
Los que podrán avanzar más rápido en la iniciación del trámite son
los que posean un terreno ubicado sobre una calle trazada que cuente con
servicio de electricidad. Es decir, que corresponda a zona urbana o
semiurbana.
Si el propietario ya cuenta, además de la documentación
personal y el título correspondiente, con un plano de la futura
construcción hecho por arquitecto matriculado, visado en la
municipalidad que corresponda a su ubicación (no es necesario que esté
aprobado, en esta instancia es suficiente que esté “visado”, es decir,
la constancia de haber sido presentado por el arquitecto ante las
autoridades municipales), estará un paso más adelante.
Quienes estén en
esas condiciones, recibirán un formulario del Banco Hipotecario
denominado Cómputo de Presupuesto. Este formulario deberá ser completado
por el arquitecto y en el mismo deberá volcar el plan de obra, el costo
de materiales y otros detalles de la construcción.
A quienes posean el terreno, pero no el proyecto de obra, el Banco
Hipotecario les ofrecerá distintas alternativas de planos ya aprobados
que se adapten a las condiciones del espacio disponible, incluido el
presupuesto de obra. De resultar satisfactorio al interesado, será un
modo de acortar pasos hacia el crédito para la construcción de la
vivienda propia.
La titularidad del terreno puede ser tanto del que solicite el
crédito como de un familiar directo. Se puede dar el caso de subdivisión
del terreno (construir la casa en el “terrenito del fondo” de los
padres), o construirla sobre la preexistente del familiar (un piso
superior). En estos casos, lo que se requerirá es que ambas propiedades
tengan entrada independiente. De todos modos, hay que tener en cuenta
que la hipoteca se constituirá sobre el valor total de la propiedad
indivisa: el terreno completo y lo que se encuentre construido sobre el
mismo.
Una vez concretada la presentación de toda la documentación, el
próximo paso será la visita de los profesionales del Banco Hipotecario
al terreno propuesto para su evaluación.
Conseguida su aprobación, el
expediente seguirá adelante para la concreción del crédito.
Un dato importante a tener en cuenta, que será informado en la
primera reunión grupal de la que participarán los solicitantes, es que
el crédito no será desembolsado de una sola vez.
Habrá una suma inicial
para poner en marcha la obra sobre el terreno propio y posteriormente, a
medida que se vayan presentando los sucesivos certificados de obra, el
banco irá liquidando los tramos correspondientes. La marcha de la
construcción seguirá bajo control de los profesionales del banco.
Los “sin terreno”
La primera tanda de solicitantes convocados a las reuniones en el
Banco Hipotecario son los que poseen terreno propio.
Los que no tienen
terreno también fueron inscriptos, pero la citación que les corresponda
será para más adelante, ya que dependen de la generación de una segunda
instancia de alternativas, que tienen que ver con el loteo y el concurso
de las tierras fiscales ofrecidas, y la incorporación de otras
alternativas de origen privado, como los desarrollos inmobiliarios (ver
más detalles en nota aparte, en esta misma página).
De todos modos,
tanto las autoridades del Banco Hipotecario, como de Anses y de los dos
ministerios intervinientes en la operatoria (Economía y Planificación
Federal, a través de Obras Públicas) ratificaron el criterio
prevaleciente ya enunciado al lanzar el programa: la oferta de créditos
será para quienes tienen el terreno, para quienes no lo tienen y van a
comprar una casa a construir como parte de un desarrollo inmobiliario, y
para quienes no tienen terreno, pero buscan adquirirlo para construir
su propia casa.
A medida que las tierras fiscales puestas a disposición del programa
de viviendas (hoy por parte del Estado nacional, pero ya se están
agregando las que aportarán varias provincias de su propio patrimonio)
vayan loteándose para constituirse en base de desarrollos inmobiliarios,
el Hipotecario irá convocando a los inscriptos de las distintas
regiones del país para ponerlos en conocimiento de esa oferta.
Si los
interesados en una determinada zona loteada superan la oferta, se
determinará primero un sistema de puntaje o “scoring” (todavía no está
definido sobre qué elementos) y luego derivará en un sorteo público, a
través de la Lotería Nacional, para resolver su adjudicación.
Pero también existe la posibilidad de que haya terrenos ofrecidos
por el sector privado para la construcción de viviendas dentro de este
programa, o emprendimientos privados de construcción que busquen el
financiamiento del Pro.Cre.Ar para sus compradores.
Las alternativas son
múltiples y todas ellas entran en los parámetros generales del
programa, según explican en Anses. Los proyectos que impulse el sector
público sobre las tierras fiscales disponibles tendrán características
“que garanticen un aprovechamiento inteligente de los activos que ofrece
el Estado”. Esto es, se adaptarán a las condiciones que ofrece su
ubicación.
Un ejemplo que suelen mencionar es “la construcción de
viviendas sociales en San Justo, La Matanza, pero también barrios de
condiciones más suntuarias en General Pacheco, partido de Tigre”. El
tamaño de los lotes también dependerá de cada lugar. Las “casas modelo”
para barrios de vivienda social serán de 55 a 60 metros cuadrados
cubiertos, pensadas con la posibilidad de ser ampliadas en el futuro por
el propietario, pero con un nivel de calidad superior al del estándar
de los institutos provinciales de la vivienda.
En zonas urbanas de mayor
valor se proyecta construir edificios bajos y adjudicar la vivienda en
propiedad horizontal. Tampoco habrá un denominador común para los
valores de la vivienda a construir: las más económicas podrán recibir un
financiamiento por el total, mientras que para otras en zonas más
acomodadas habrá un límite para el valor a financiar, pero no para el
precio de la construcción: la diferencia la pone la familia que la
habite.
fuente Página 12