El debate en torno de la política industrial fue uno de los ejes de la
jornada en el congreso de AEDA. La ministra de Industria defendió la
actual política a rajatabla. El titular de la UIA dijo que hoy todo va
bien, pero pidió “no enamorarse del modelo”.
“Estas son
políticas de largo plazo, le guste a quien le guste”, disparó ayer la
ministra de Industria, Débora Giorgi, al hablar sobre las herramientas
en el sector que utiliza el gobierno nacional, en el III Congreso Anual
de AEDA, que se desarrolla hasta hoy en la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA. La funcionaria aseguró que la economía argentina
enfrenta las mismas tensiones de crecimiento que evidencian actualmente
India y China. Identificó la actual política industrial como un modelo
de sustitución de importaciones con características propias, que apunta a
un desarrollo del entramado productivo.
El presidente de AEDA, Matías
Kulfas, defendió la idea de una profundización de la administración del
comercio externo para salvar la restricción externa de divisas. Por su
parte, el titular de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de
Mendiguren, sostuvo que el país está en “una etapa muy buena”, pero
pidió “no enamorarse del modelo” y a “estar abierto en caso de que se
necesite cambiarlo”.
La ministra tomó entonces la palabra.
El discurso de Giorgi giró en torno de las políticas que aplica el actual gobierno nacional desde 2003 y que “tienen como eje la producción y el trabajo”. “La diferencia del actual modelo de sustitución de importaciones respecto de experiencias pasadas es que esta vez se da bajo una economía abierta”, expresó. La suma de los volúmenes exportados e importados es del 38 por ciento del producto interno bruto, contra el 17 por ciento que se exhibía en los noventa.
“Por eso consideramos que se trata de una herramienta para la industrialización con procesos productivos de máxima calidad y con productos que satisfacen los más altos estándares internacionales, que permitió entre 2008 y 2011 sustituir 10.000 millones de dólares”, agregó. “Hubo muchos momentos históricos de buenos precios internacionales y también vocación industrial y, sin embargo, el crecimiento no perduró”, concluyó la ministra Giorgi.
Bein fue quien abrió la mesa de discusión. El economista se focalizó en las condiciones externas que, a su juicio, favorecieron la recuperación económica de la Argentina. “No hay ninguna gestión de gobierno que hubiese podido avanzar sin una producción agrícola como la que tuvimos.
Todo lo que se habla de sustitución de importaciones se puede hacer gracias a las disponibilidad de divisas que brinda el campo”, afirmó. De todos modos, evitó hablar de “viento de cola” y reconoció la decisión del ex presidente Néstor Kirchner de “desendeudarse al ritmo que lo hizo”. “A los que dicen que el modelo está agotado, yo les contesto que no. El modelo llegó y con bandera a cuadros. Ahora el desafío es el desarrollo”, sostuvo el economista, para lo que prescribió una mayor apertura a los mercados. Respecto de la situación externa, previó varios años de crecimiento “anémico” para Europa. “Países como Irlanda, Grecia y España van a demorar en recuperarse más que un Jack Daniels en añejarse”, ironizó.
El titular de AEDA se diferenció de Bein en privilegiar la cuenta corriente –de bienes– por sobre la de capital. Señaló que la estrategia sigue siendo el de un tipo de cambio diferenciado (entre campo e industria) para poder diversificar la matriz exportadora. Planteó entonces la dicotomía entre las recetas de política industrial y comercial de aquellas que buscan ser “amigables con los mercados de capitales”.
El ministro bonaerense Alejandro Arlía sostuvo que se debe mantener “a rajatabla el superávit fiscal y comercial”, y que no es inconveniente que eso implique “salir a buscar el madrinazgo de proyectos en materia de financiamiento para llevar adelante y seguir en la integración vertical de producción”. Kulfas también defendió la participación del Estado en las empresas en las que se cuenta con participación accionaria.
De Mendiguren realizó una dura crítica al modelo de convertibilidad. Recordó las respuestas que se ensayaron, que fueron desde la creación de una banca off-shore hasta la dolarización de la economía. En ese contexto hizo mención al ex gobernador Adolfo Rodríguez Saá: “Sé que creó una tercera moneda y sembró un millón de pinos, pero en ese momento no supo cómo salir de la convertibilidad”. “Ahora estamos en una muy buena etapa, en la que se puede discutir. Los economistas de entonces no entendían nada.
Pero no nos enamoremos de esta economía; cuando haya que cambiarla, hay que hacerlo. No hay una idea que dure por siempre”, concluyó el titular de la UIA.