Futura versión del peronismo, por Nicolás Llantos


La renovación de autoridades debe concretarse durante la primera mitad del año que viene. Si no asume directamente la conducción, será Cristina Kirchner quien defina quién lo hace. Las alternativas que se manejan también para Buenos Aires y la Capital Federal.

Los resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, que prácticamente plebiscitaron la gestión de Cristina Kirchner, sorprendieron a propios y ajenos (y a todos los que están en el medio) y obligaron a redibujar los bocetos de lo que va a ser el mapa político en la Argentina durante los próximos cuatro años: en caso de que en octubre se repitan márgenes de diferencia similares a los del fin de semana pasado, los que apuestan por construir un poskirchnerismo –acicateados por la cláusula constitucional que impide a la Presidenta optar por otra reelección– deberán posponer sus planes, que en algunos casos ya estaban en marcha. El cambio de autoridades en el PJ, tanto su versión nacional como bonaerense, durante la primera mitad del año que viene, será la arena donde comenzará a definirse la forma que tomará el peronismo a partir del 2015.

A más de dos meses de las elecciones generales, el tema todavía no ocupa un lugar en la agenda de los principales dirigentes peronistas, que sin embargo están atentos a las novedades, a sabiendas de que el reacomodamiento de espacios cambiará las reglas de juego para todos. Las grandes preguntas que se hacen, siempre off the record hasta que suene la señal de largada, son básicamente dos: si CFK buscará o no la jefatura partidaria cuando se renueven las autoridades el año próximo; y, en caso de que desista de hacerlo, si refrendará el lugar que ocupa Daniel Scioli como presidente interino desde la muerte de Néstor Kirchner o si impulsará para ese lugar a un dirigente que ella considere más cercano.

También habrá que ver cómo jugarán ante el recambio de autoridades aquellos actores que quieren acrecentar su influencia, ya sea bajo el paraguas cristinista o en sus márgenes. Se trata, en su mayoría, de gobernadores que se anotan para la sucesión: desde el bonaerense Scioli hasta el salteño Juan Manuel Urtubey, pasando por el cordobés José Manuel de la Sota (quizás el que más perdió con la abultada victoria del Frente para la Victoria en las PASO) y el chaqueño Jorge Capitanich. Pero también, corriendo de atrás, participan de esa carrera referentes de La Cámpora y otras organizaciones políticas, miembros del gabinete nacional y algunos legisladores.

Cristina Kirchner tiene, también, una tercera opción, señala un hombre que conoce al dedillo los mecanismos del partido. Esta alternativa es que, como hizo su marido en su momento, decida no cumplir con los términos para posponer el recambio hasta que lo ordene la Justicia o ella lo disponga. Pero, teniendo en cuenta la fortaleza relativa de la que goza en este momento, parece difícil que la Presidenta decida postergar una decisión a otro momento que puede no ser tan favorable, por lo que las opciones se acotan a las planteadas anteriormente: CFK, Scioli o un tercero.

El guiño de CFK

“Hasta ahora no manifestó su voluntad al respecto –le confió a Página/12 un gobernador que mantiene una relación fluida con la Casa Rosada–. Si así lo decidiera, tiene argumentos más que suficientes para encabezar el partido sin ninguna resistencia.” En el mismo sentido se ubica el razonamiento de un legislador destacado de la bancada kirchnerista en la Cámara de Diputados de la Nación: “Cristina ha conducido el dispositivo del peronismo desde que murió Néstor de la mejor manera posible y puede seguir haciéndolo”.

Aunque todos coinciden en que la perspectiva depende de la voluntad de la Presidenta, no todos están de acuerdo en la conveniencia de una jugada en ese sentido. Un experimentado dirigente bonaerense duda entre “si es mejor hoy que CFK conduzca al PJ o esté en otro plano, al frente del Movimiento Nacional, que está por encima de cualquier partido”. En ese caso “el PJ debería quedar en manos de un kirchnerista puro que garantice la verticalidad”, agrega.
Para este dirigente, Scioli “es un aliado”, pero debería dar un paso al costado y entregarle la conducción partidaria, que asumió de forma interina tras la muerte de Néstor Kirchner, a Cristina Kirchner para que ella disponga. Otros kirchneristas de pedigree lo prefieren en ese lugar: “En los últimos dos años trabajamos juntos mientras él dirigía el partido, y ese trabajo fue la base de los buenos resultados que tuvimos. Equipo que gana no se cambia”, razonan con palabras similares. Lo cierto es que quien encabece el partido a nivel nacional deberá hacerlo con el guiño de CFK. No hay, salvo que en octubre el escenario vuelva a cambiar de cabo a rabo, margen para otra cosa.

Territorio bonaerense

Antes de la renovación de autoridades del PJ nacional, el peronismo bonaerense deberá hacer otro tanto. Es casi seguro que Hugo Moyano, quien asumió la titularidad del espacio desde que Alberto Balestrini tuvo que tomar licencia tras un ACV, no continuará al frente. “Ahí va a haber una situación compleja dentro de la CGT. El va a tener que atender su juego interno y no va a estar para jugar en el PJ”, analiza un conocedor del paño de la provincia. Otro legislador kirchnerista hasta la médula sentencia: “Moyano no podría seguir, no sería lógico. Los muchachos no lo quieren”. Los muchachos, claro está, son los intendentes, que resistieron desde un comienzo el ascenso del sindicalista. Desde la central obrera, en tanto, sostienen que “no se está hablando” y “falta mucho como para pensar en eso”.

“Si Cristina va al partido nacional, Scioli va a provincia, sin dudas”, completa. Caso contrario, hay cuatro nombres que asoman para suceder al titular de la CGT, todos de pura sangre azul kirchnerista: uno, es el futuro vicegobernador, Gabriel Mariotto, responsable de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, uno de los caballitos de batalla del gobierno de CFK; los otros tres provienen del gabinete de la Presidenta: se trata del ministro de Agricultura y primer candidato a diputado por ese distrito, Julián Domínguez; del jefe de Gabinete y cabeza de la boleta de senadores, Aníbal Fernández;, y del ministro del Interior y viejo conocedor de la política bonaerense, Florencio Randazzo.

Arde la ciudad

La derrota de Daniel Filmus en los comicios porteños y el crecimiento de sectores políticos novedosos en este distrito impactarán en la renovación de autoridades del PJ de la Ciudad de Buenos Aires, prevista para diciembre. El partido, hoy encabezado por Juan Manuel Olmos, sufrirá una renovación con la intención de llegar al 2015 con chances reales de conquistar este territorio esquivo para el peronismo pero en el que CFK se impuso en las primarias. “Hay que hacer una lectura de lo que sucedió e interpretarlo –evalúa un dirigente de la Juventud–. Hay que dotar al PJ porteño de lo que pretendía Néstor para todo el partido: dinamismo y cercanía a la gente.”

El primer paso será levantar el perfil de la cúpula: aunque hay varios interesados en ese lugar, finalmente quedaría en manos de un referente de La Cámpora (su secretario general y candidato a diputado nacional, Andrés Larroque, o el legislador Juan Cabandié). Otra opción que se baraja en la Casa Rosada es dejarle ese espacio al futuro vicepresidente, Amado Boudou, para que comience a construir políticamente desde ahí. De todas formas, la idea no es desplazar a quienes trabajan allí hoy en día, sino incorporarlos. “En un distrito como éste, no queda otra que sumar”, es la reflexión.
 por Nicolas Llantos