La independencia de los orientales


La actual república del Uruguay tiene una historia que la emparenta, como ninguna otra, a nuestra Argentina. Nacidos de una misma evolución histórica, fueron, paradójicamente, la revolución y la independencia las que abrieron paso a la separación nacional entre nuestros países. Las luchas colonialistas contra España y Portugal, marcaron los destinos de argentinos y uruguayos, hasta que un día, afloró la independencia de los orientales.

La provincia Oriental se plegó a la revolución con un fervoroso sentimiento autonomista y federal. Si América quería gobernarse a sí misma, también querían hacerlo los orientales. Esto los condujo hacia la adopción de las posturas confederales de José Artigas, quién le propuso a Buenos Aires establecer una alianza de pueblos libres y soberanos. Pero el poder central de la otrora capital del virreinato, no sólo se negó, sino que le hizo la guerra permanente.

La traición de la elite porteña llegó al extremo de acordar con los luso-brasileños la invasión de la provincia hermana. En agosto de 1816, la Banda Oriental fue invadida por el ejército portugués. Con el liderazgo de Artigas, el pueblo uruguayo se defendió durante 3 años y medio, hasta caer derrotado en la batalla de Tacuarembó, el 22 de enero de 1820, a diez días de la histórica batalla de Cepeda, que finiquitó al Directorio de Buenos Aires.

Al año siguiente, el Uruguay fue convertido en la Provincia Cisplatina, como una nueva pertenencia del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Era exactamente lo contrario de lo que deseaba el pueblo oriental, al que no le quedó otra opción que apostar por la resistencia.

El 18 de abril de 1825, se produjo el famoso desembarco de los 33 orientales al mando de Juan Antonio de Lavalleja. Según algunas interpretaciones, 3 guaraníes de las Misiones habrían integrado el grupo primigenio. A su frente, portaban la bandera tricolor del federalismo liroraleño, de color azul, blanco y rojo.

En poco tiempo toda la campaña se puso de pie y los representantes fluyeron hacia el congreso de Florida, en donde el 25 de agosto de 1825 se proclamó la independencia de la provincia Oriental con respecto a Portugal, como así también su “unidad con las demás Provincias Argentinas”. De inmediato comenzó la guerra con el Brasil, en donde las tropas rioplatenses lucharían juntas frente al enemigo.

La guerra era la consecuencia lógica ante la expresión de la unidad rioplatense, y también lo era de aquel grito de Florida, el día de la independencia de los orientales.

Pablo Camogli