Irineo, el jockey que marcó una época


La hípica en la Argentina tiene una larga trayectoria, con épocas en las cuales su popularidad movilizaba decenas de miles de espectadores en cada jornada de carreras de caballos que se registraran en los hipódromos del país, en especial en los de San Isidro y Palermo, la meca del turf argentino. En esa etapa de oro para los “burreros” en la argentina, hubo un jockey que marcó una época, el gran Irineo Leguisamo.

Legui, como lo conocía la afición, nació el 20 de octubre de 1903 en Arerunguá, en el departamento de Salto, República Oriental del Uruguay. Gracias a su pequeña talla y su escaso peso, Irineo comenzó su carrera de jockey a los 13 años, corriendo carreras tanto en Uruguay como en Uruguayana, Brasil.

En 1919, hizo su debut en el hipódromo de Maroñas de Montevideo. También corrió y obtuvo numerosos triunfos en el de Florida. Su fama del otro lado del río fue tan grande, que en 1922 lo invitaron a correr en Buenos Aires, en el hipódromo de Palermo. Allí debutó el 15 de agosto montando a Mina de Plata. Cinco días más tarde, obtuvo su primer triunfo en la pista de arena de Palermo.

A partir de allí, Legui comenzó a cimentar su propia leyenda. Entre 1923 y 1936 logró el record absoluto de 14 años consecutivos liderando la estadística de jockeys ganadores. Esto lo transformó en un personaje admirado e idolatrado tanto por sus colegas, como por el público en general.

De esta época, además, es el record de 7 victorias en una misma jornada turfística. El mito viviente se agigantaba cada día.

En aquellos años del 30, tuvo la oportunidad de conocer y hacerse entrañable amigo de Carlos Gardel, el mayor artista de la época, quien le dedicó el tango Leguisamo solo. La relación, además, se trasladó al turf, en donde Legui corrió y ganó varias carreras al mando de Lunático, el caballo predilecto de Gardel.

Luego de un breve autoexilio en el Brasil, Legui volvió para seguir sumando victorias y récord. Obtuvo otras 7 veces el record de victorias anuales, con una notable marca de 144 victorias en 1944. A lo largo de toda su carrera obtuvo 10 veces el Carlos Pellegrini, 7 veces el Jockey Club, 11 copas de oro y 18 Polla de Potrillos o Potrancas. Nunca nadie, ganó tantos grandes premios como él.

Las cifras de la vida burrera de Leguisamo son antológicas. En más de 12.500 carreras, se quedó con 3.232, lo que representa una victoria cada 4 competencias corridas. El maestro corrió su última carrera en 1974, a los 70 años. Vivió hasta el 2 de diciembre de 1985, cuando la muerte lo encontró en Buenos Aires. Aquel día, Legui se fue cabalgando, como siempre, como el jockey, que marcó una época. 

Pablo Camogli