Cuando el básquet argentino se hizo grande

Hoy estamos acostumbrados a los nombres de Emanuel Ginóbili, Luis Scola o del Chapu Nocioni. Ellos son, en definitiva, los protagonistas de la generación dorada del básquet argentino, los héroes gigantes de una disciplina que hace más de diez se encuentra en la cúspide del mundo. Pero el básquet, nuestro básquet, tiene raíces mucho más añejas, tanto, que se remontan al 3 de noviembre de 1950, cuando el básquet argentino se hizo grande.

Al igual que el fútbol, la disciplina del básquet comenzó a trabajar en la posibilidad de realizar un campeonato mundial que reuniera a varios equipos del mundo. Durante los juegos olímpicos de Londres en 1948, en medio de la Europa devastada por la Segunda Guerra, la FIBA, Federación Internacional de Básquet Asociado, decidió que en 1950 se jugara el primer campeonato mundial. Como sede, se eligió a la Argentina, país que tenía una cierta tradición en este deporte y que, además, contaba con los recursos y la voluntad para tener todo listo en un plazo menor de dos años.

Luego de un proceso selectivo, diez países quedaron clasificados por el torneo. Además de Argentina, que ingresó como país organizador, lo hicieron Estados Unidos, Francia y Brasil por haber ocupado el podio olímpico en 1948, Egipto, como campeón del Eurobasquet de 1949, España y Yugoslavia, que obtuvieron sus plazas en el clasificatorio europeo, Chile y Perú por el sudamericano de 1949 y Ecuador, que fue invitado por la Argentina.

El torneo se jugó íntegramente en el estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires, con una gran asistencia de público a cada uno de los encuentros.

El seleccionado argentino estuvo dirigido por Jorge Canavesi y jugó su primer partido el 23 de octubre ante Francia, con triunfo por 56 a 40. Luego siguieron victorias contra Brasil, por 40 a 35; frente a Chile, por 62 a 41; ante Francia, por 66 a 41 y contra Egipto, que fue goleado por 68 a 33.

De esta forma, el conjunto nacional llegó al último partido contra Estado Unidos con un invicto de cinco victorias, el mismo desarrollo que tenía el conjunto yanqui. La final se disputó ante 20.000 personas en el Luna Park el 3 de noviembre de 1950. Según las crónicas de la época, fue un duelo intenso y friccionado, en donde se marcaron 40 infracciones. La Argentina dominó las acciones desde el comienzo y siempre estuvo al frente en el tanteador. Al sonar la chicharra, el equipo nacional de básquet había ganado por 64 a 50 para convertirse en el primer campeón mundial de básquet.

En aquel equipo brillaron Oscar Furlong y Ricardo González, quienes integraron el quinteto ideal del torneo. Furlong, además, fue el goleador y el jugador más valioso de la competición. Historias, de cuando el básquet argentino se hizo grande.

Pablo Camogli