El tango fue, durante décadas, la expresión musical del
sentimiento del pueblo, en especial de los sectores populares que habitaban la
ciudad de Buenos Aires. Del seno tanguero, nacieron los grandes poetas
musicales de la primera mitad del siglo XX en la Argentina. De ese mismo
ámbito, también, nacieron los primeros intelectuales y artistas comprometidos
con la realidad política, social y económica de la Argentina. Uno de esos
artistas comprometidos, fue Homero Nicolás Manzione, poeta y militante del
campo nacional y popular.
Homero Manzi, tal el nombre con el que lo recuerda la
historia, nació el primero de noviembre de 1907 en Añatuya, provincia de
Santiago del Estero. Todavía pibe, se fue a vivir a Buenos Aires con su
numerosa familia. El arrabalero barrio de Pompeya, fue la escenografía que terminó
de formar el espíritu de Manzi.
Ya de joven comenzó a transcurrir los mundos de la
literatura, el teatro y la composición tanguera. También, en su juventud,
comenzó su militancia política, enrolado en las filas de la Unión Cívica
Radical, liderada por Hipólito Yrigoyen. Manzi se sumó a los debates
universitarios que le siguieron a la reforma, además de dar clases en colegios
secundarios.
El golpe militar del 30, colocó a Manzi en la cárcel por
poco tiempo, además de su inmediata expulsión como profesor. Ello lo condujo,
una vez más, hacia el mundo del arte, que lentamente se fue transformando en
una salida laboral para el cesanteado profesor secundario. De ésta época es una
de sus grandes obras maestras, el tango Malena, un monumento de la música
argentina.
Claro que la realidad no sólo podía ser inspiradora de
tangos, también conminaba a sumarse a la lucha política. El poder en la
Argentina había sido asaltado por la oligarquía más rancia, desfachada y cipaya
que la memoria nacional pueda recordar. La década infame se desplegaba impune,
dejando su miríada de pobreza y desesperanza.
Con un radicalismo en manos del más oligárquico de los
radicales, Marcelo de Alvear, para los militantes del campo nacional y popular,
la única alternativa era por fuera de la estructura partidaria. Así es como
surgió, en 1935, FORJA, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina.
Entre sus fundadores y más afamado integrante, se encontraba Homero Manzi,
junto a Arturo Jauretche y Luis Dellepiane.
Pablo Camogli