El peor momento de la industria yerbatera de los últimos 10 años.

En enero de 2010, la tonelada de canchada costaba $231; dos años más tarde, -en un mercado donde no hay precios oficiales ni stock suficiente-, la misma tonelada de canchada cotiza $440, casi el doble. En este escenario, cerca de 60 molinos dejaron de operar. En 2012, de los 140 molinos inscriptos en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), solo 85 establecimientos aparecen activos, un 40% menos en tan solo 2 años según cifras de la Cámara Molinera de la Yerba Mate de la Zona Productora (CMYMZP). Del total, los 8 primeros molinos yerbateros, -que manejan el 80% del mercado-, solo en el último año incrementaron sus deudas un 90%, según cifras del Banco Central de la República Argentina. 

La razón, es doble. No hay stock de canchada suficiente y la Secretaría de Comercio Interior de la Nación permitio un aumento solo del 14,5% durante el año 2011 para el producto terminado. No hay estímulo. Hay molinos que prefieren vender su materia prima a terceros antes de envasarla. Es más fácil vender canchada que molida a los supermercados. Otros, se reconvirtieron al negocio de los picles y cultivaron pepinos, choclos y pimientos entre líneos de yerba mate.

La provisión de yerba mate salida de molinos mantiene su tendencia estable. El consumo también, siempre fiel pero estancado en no más de 6 kilos por habitante por año. Y la canchada, por su parte, también sostiene su tendencia estable, a la baja. Las estadísticas mensuales del INYM documentan una caída del 20% en los últimos cuatro años. Desde 2007 al pasado mes de noviembre de 2011 faltan cerca de 50 millones de kilos de canchada. Habían 231 millones de canchada en noviembre de 2007; en noviembre de 2011 se declararon 183 millones de yerba mate seca, lista para moler, en los secaderos de la zona productora. Los molinos perdieron 15% en cinco años; los secaderos, casi el 20% de materia prima stockeada. Se están comiendo las reservas. O están empezando a mezclarla con hoja verde. Las mismas estadísticas mensuales del INYM indican que el ingreso de yerba recién tarefeada se mantiene estable en los últimos cinco años en 700 millones de kilos anuales. Adonde fue a parar la diferencia?

El fantasma de la concentración, derrotado en los últimos 10 años, vuelve. En la década del 80, 4 molinos concentraban el 85% del mercado, entre los que solo 1 envasaba en origen. En 2012, son todavía 10 los que se reparten el 85% del mercado, 4 de ellos establecimientos cooperativos. En 2002, el INYM tenía a unos 18 mil productores yerbateros registrados. En 2011, tal lo adelantó NEA RURAL, se ratificó la tendencia de las últimas 2 zafras: no operan más de 6.500 productores de yerba mate en el país. Casi un tercio, se volcó a otros cultivos. O vendió la chacra y se fue a vivir a la ciudad.

El propio ministro del Agro de Misiones, Néstor Ortega, aseguró hace exactamente un mes en Frontera Jesuita que la yerba mate canchada cotiza en el mercado un 25% por encima de su valor vigente. “Me constan operaciones de yerba mate canchada a $4,20”, dijo Ortega el pasado sábado 17 de diciembre de 2011. “Sin lugar a dudas le puede significar un inconveniente a la molinería”, advirtió Ortega.

HOY, Sergio Dellapierre, representante de los secaderos en el INYM, confirmó a NEA RURAL que la canchada cotiza a no menos de $4,40 en el mercado pero que debería valer $5 para poder pagar $1 por cada kilo de hoja verde que compran a los productores. “Lo ideal sería que salga $6”, advirtió Dellapierre. El costo de los insumos que un secadero administra para zapecar y secar yerba es de $1,80 por kilo, traducido básicamente en energía y flete. Casi $4,80 es lo que gastan para obtener canchada sin estacionar.

Crece el piso sin molestar al consumidor. En 10 años, el precio de la hoja verde aumentó más del 650%; la canchada más del 700%; el precio de un kilo de yerba molida, envasada, lista para su entrega en supermercados, registró, en cambio, no más del 350% de incremento para el consumidor. (Las milanesas, el pollo y los tomates, más de 1000% según Adelco). Para Sergio Zagurak, propietario de Galería del Mate, “el consumidor siempre responde y es capaz de pagar mucho más por su marca preferida”. En la Galería de Zagurak convivan más de 100 marcas distintas; la industria molinera argentina distribuye más de 400 marcas en el mercado local. Hay para todos.

La industria yerbatera argentina, que en 2002 invirtió $125 millones, advierte que en 2012 deberá invertir más de $1000 millones solo para adquirir los 250 millones de kilos canchada que después estaciona 12 meses, sin incluir gastos propios de elaboración, blending, laboratorio y energía, mano de obra, packaging, marketing e impuestos. Y dice que está desfinanciada. Hace 10 años, la canchada representaba para la industria un tercio en el costo de elaboración de un kilo de molida: $0,50 sobre $1,50. En 2012, los supermercados ofrecen a $12 paquetes de kilo que compran a poco más de la mitad a molinos que, a su vez, pagan más de $4 para hacerse de materia prima en un mercado informal, sin un precio oficial.

En 10 años, la molinería resignó un 25% de participación en el mercado. En 2002, un kilo de yerba líder costaba $2, cuatro veces la canchada. En 2012, la diferencia se reduce a 3 a 1.  En 2002, la molinería se quedaba con $375 millones; la cadena comercial con el 25% del negocio de los 250 millones de kilos que se consumieron. En 2012, a igual cantidad de kilos, la cadena comercial se quedará con $1.400 millones, el 46% del negocio que moverá unos $3 mil millones. El Estado, Iva de por medio, se cobra otro 21% de la góndola.

Con el techo marcado por las cadenas de comercialización concentradas en pocas manos, los molinos pequeños, -familiares, colonos y cooperativos-, se están muriendo en el país que, además, hasta resignó el liderazgo en las exportaciones. Desde hace no menos de 5 años, Brasil es el primer exportador mundial de yerba mate con casi el 60% del mercado y con un cliente de lujo, cautivo, obediente: Uruguay, el primer consumidor de yerba mate… brasileña. La República Oriental del Mate sólo compra erva-mate gaúcha.
Carlos Vedoya Recio