Un año después del inicio de las protestas en Libia que
desembocaron en el magnicidio del líder Muammar Gaddafi a manos de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), la asesora general de
Respuesta a la Crisis de Amnistía Internacional, Donatella Rovera, denunció el
jueves que los brazos armados del auto proclamado Consejo Nacional de
Transición (CNT) “están básicamente fuera de control y la impunidad
generalizada de que disfrutan alienta nuevos abusos y perpetúa la inestabilidad
y la inseguridad”.
A través del informe titulado “Las milicias amenazan las
esperanzas de una nueva Libia”, difundido en el sitio web del organismo, se
documentan abusos contra los militantes de la resistencia que hicieron
frente a la agresión de la alianza imperial promovida por Estados Unidos y la
Unión Europea.
Las acusaciones van desde detenciones ilegales hasta
crímenes de guerra, pasando por torturas y ejecuciones extrajudiciales. En el
documento se exige que los detenidos sean trasladados a centros de reclusión en
los que se les garantice la vida.
“La impunidad generalizada de que gozan las milicias
transmite el mensaje de que esos abusos se toleran, y está contribuyendo a
convertir esas prácticas en algo aceptado. Los responsables de abusos deben rendir
cuentas de sus actos, y deben ser apartados de los cargos que les permitan
repetir esos abusos”, agregó Rovera.
Durante una inspección en 11 centros de detención
administrados por los milicianos, en diez se recogieron denuncias de maltrato.
“Varios detenidos dijeron que se habían confesado culpables de violación, homicidio
y otros delitos que no habían cometido sólo para que terminara la tortura”,
detallan el informe de la delegación que viajó a principios de enero de 2012.
“Es imperativo que las autoridades libias demuestren
firmemente su compromiso de poner fin a décadas de abusos sistemáticos, y para
ello deben poner freno a las milicias, investigar todos los abusos tanto
actuales como cometidos en el pasado y enjuiciar a los responsables –sean del
bando que sean- de conformidad con el derecho internacional”, dijo la asesora.
Miles de desplazados han sido víctimas de los mercenarios
que han sembrado el caos en la nación magrebí. Tan sólo en Tawargha, en la
provincia de Misrata, 30.000 personas huyeron del incendio y saqueo de la
localidad. Otros de los objetivos de los milicianos han sido los miembros de la
tribu Mashashya.
Fuente: www.patriagrande.com.ve