El día en que Cuba cagó a palos a los yanquis


El imperialismo de los Estados Unidos en América Latina se transformó en una constante amenaza para nuestro continente desde mediados del siglo XIX. La desembozada intervención de los marines yanquis en los países de la región, con la colaboración secreta de la CIA y el apoyo de los grupos oligárquicos locales, fue una característica durante las primeras décadas del siglo XX. Pero hubo un día, en que la arrogancia imperial sufrió un duro castigo, ese, fue el día en que Cuba, cagó a palos a los yanquis.

Desde el mismo triunfo de la revolución cubana en 1959, que los Estados Unidos comenzaron a complotar para evitar la consolidación de la revolución y la caída del régimen liderado por Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. La CIA fue la encargada de reunir voluntades entre los cubanos emigrados, los ex miembros del gobierno de Batista y algunos que había participado de la revolución pero que estaban descontentos con el matiz comunista que estaba tomando el gobierno.

En un principio se conformó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria, el que luego se transformaría en la Brigada 2506, la encargada de efectuar la operación militar contra Cuba. En ella confluyeron cubanos de distintos orígenes políticos, miembros de la CIA y mercenarios en general. Las fuerzas armadas yanquis brindaron entrenamiento militar y aprovisionaron de armas y demás pertrechos a la Brigada, que contaba con apoyo directo del presidente de los Estados Unidos, John Kennedy.

En la madrugada del 15 de abril de 1961, ocho aviones con bandera cubana, bombardearon las principales posiciones aéreas de la isla, con el objetivo de dejar fuera de operación a la Fuerza Aérea local. El ataque fue un fracaso, ya que no lograron destruir los aviones cazas cubanos, que sí derribaron tres bombarderos atacantes.

En las horas siguientes, Fidel Castro convocó y movilizó a todas las fuerzas armadas cubanas y a las milicias nacionales revolucionarias ante lo que era una previsible invasión a la isla.

Ésta se produjo el 17 en Playa Girón y Playa Larga, ubicadas al sur de la isla y a no mucha distancia de La Habana. Eran 1200 hombres con apoyo de aviones, artillería y barcos de guerra, de transporte y de desembarco. Por una decisión de Kennedy, el contingente inicial fue reducido, ya que de lo contrario sería muy evidente el rol de los Estados Unidos en la agresión.

Si bien en un principio los invasores lograron instalar cabezas de playa, pronto comenzaron a ser cercados y atacados por fuego de artillería y de la aviación de guerra, que sacó de combate dos de los barcos enemigos. Para el 19 a la mañana, los invasores debieron rendirse ante el contraataque cubano, que fue demoledor y causó más de 100 muertos. La victoria de la revolución había sido completa, el mundo entero quedó sorprendido ante el valor de aquellos hombres que, un día como hoy, cagaron a palos a los yanquis.

Pablo Camogli