El siglo XX podrá ser recordado por un
sinfín de hechos y acontecimientos de todo tipo. Desde las transformaciones
económicas hasta los grandes genocidios; desde los cambios políticos hasta las
modificaciones en los patrones de conducta social y, evidentemente, también
será recordado por las particularidades de la producción y el consumo cultura
de la centuria pasada. En este sentido, uno de los mayores protagonistas
culturales del siglo XX fue, sin lugar a dudas, el cine. Lo más curioso de éste
ícono del siglo XX, es que fue inventado en el siglo XIX, más precisamente el
13 de febrero de 1894, el día, en que Auguste y Louis Lumière patentaron el
aparato de cinematógrafo, con el cual podían registrar imágenes con movimiento.
Hijos de un fotógrafo, los hermanos Lumière
comenzaron a desarrollar el proyecto de fotografiar con movimiento a comienzos
de las década de 1890. Luego de patentar el primer cinematógrafo, los hermanos
filmaron la película inicial de la historia del cine, llamada “Salida de los
obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir” y que se estrenó el 22 de
marzo de 1895.
Durante la primera década del siglo XX,
comenzaron a surgir incipientes estudios fílmicos en Estados Unidos y Europa.
En aquella época, se trataban de cintas de corta duración y sin sonido. Para
ambientar las proyecciones, se la solía acompañar con un músico o una banda de
música, que hacía la banda sonora de la película en vivo.
Mientras en Estados Unidos se desarrollaba
una feroz disputa comercial por el monopolio de la industria del cine, fue
Europa la que tomó la delantera en producciones del cine mudo. Hasta la primera
guerra mundial, los sellos franceses Gaumont y Pathé dominaron la escena
cinematográfica.
Luego de la guerra comenzó el predominio
yanqui. Enfrentados al monopolio de Nueva York, muchos estudios se mudaron a la
costa oeste, a un paradisíaco lugar llamado Hollywood, que tenía mayoría de
días soleados y escenarios aptos para distintas producciones. A partir de la
década de 1910 el predominio de los estudios de la costa oeste fue
incontrastable. Durante las décadas siguientes, el cine yanqui invadirá el
mundo exportando sus valores, sus patrones culturales y su famosa bandera de
las rayas y las estrellitas.
El cine europeo, por su parte, recuperó su
prestigio a partir de la década de 1950, con la irrupción de un notable grupo
de directores que se constituyeron en personajes de culto para los cinéfilos.
Así, quedó constituida la gran dicotomía del cine moderno, aquella que enfrenta
al cine comercial con el cine arte.
Pablo Camogli