El conflicto entre israelíes y palestinos
nació el mismo día en que, de forma arbitraria, se creó el Estado de Israel en
territorios ocupados por árabes y palestinos. A partir de allí, se abrió paso a
un extenso y sangriento conflicto que aún hoy, a más de 60 años de la creación
del Estado judío, sigue vigente y latente. Ni unos ni los otros, le reconocen
al rival el derecho a su existencia, lo que ahonda aún más las diferencias.
Claro que, pese a ello, las diferencias existen. Israel es un país que cuenta
con el apoyo de la superpotencia mundial, Estados Unidos, mientras que los
palestinos se amontonan entre los escombros y la pobreza en los escasos
espacios que le ha dejado el expansionismo judío.
En esta secular disputa, hubo un día en que
Israel cercó al líder palestino, Yasser Arafat, en su sede gubernamental de
Ramalá, en Cisjordania. Este hecho, ocurrió hace una década, el 29 de marzo de
2002, cuando los tanques y los soldados de elite judíos, bombardearon y
asaltaron el bunker del gobierno de la Autoridad Palestina.
Luego de 18 meses de un conflicto abierto,
con atentados suicidas por parte de los palestinos y represalias
indiscriminadas desde el ejército israelí, en los primeros días de marzo de
2002 se intensificaron los combates. El primer ministro israelí, Ariel Sharon,
declaró al líder palestino, Arafat, como “un enemigo que debe ser aislado”.
Para ello, movilizó unos 60 tanques Merkava y tropas de elite para rodear,
cercar y copar la sede del gobierno palestino.
A las 3 de la madrugada del 29 de marzo,
estas tropas iniciaron el ataque mediante los cañonazos de los tanques, que
abrieron numerosos agujeros en la sede gubernamental. Por allí, comenzaron a
filtrarse las tropas israelíes, las que entablaron una lucha cuerpo a cuerpo
contra los defensores palestinos.
A todo esto, Yasser Arafat se recluyó en un
bunker ubicado en el subsuelo del edificio, aislado del mundo y sin
electricidad. Junto a él, se encontraba un puñado de ayudantes y pacifistas dispuestos
a morir como mártires. En ese primer día de ataques, murieron unos 20
combatientes, mientras que decenas fueron tomados prisioneros por el ejército
israelí invasor.
Pablo Camogli