Paso, paso, paso, se viene el Mendozazo


Luego de la experiencia de lucha colectiva que fue el Cordobazo de 1969, hechos similares se repitieron a lo largo y ancho del país en los años siguientes. La novedosa característica de estos acontecimientos, fue la confluencia de diversos sectores sociales que, hasta allí, habían actuado en reclamo de posiciones puntuales y corporativas. Ahora, se trataba de aunar fuerzas para confrontar, de manera conjunta, contra la dictadura de la Revolución Argentina y su intento por desnacionalizar la economía argentina y reducir el costo de la mano de obra. Una de estas experiencias de lucha colectiva, ocurrió hace exactos 40 años, el 4 de abril de 1972, cuando en Mendoza se escuchó bien fuerte, el grito “paso, paso, paso, se viene el Mendozazo”.

A comienzos de ese 1972, en Mendoza, al igual que en el resto del país, se registraban numerosos conflictos sociales, económicos y políticos. Protestas de los empleados de la salud y del magisterio, ollas populares de los empleados de la industria del cemento, movilizaciones estudiantiles y los tradicionales conflictos con los trabajadores rurales de la producción vitivinícola, entre otras, reflejaban la creciente tensión social imperante en la provincia del sol y del buen vino.

El detonante final para el estallido social, fue el aumento en la tarifa eléctrica, que sufrió una suba del 300 por ciento. Allí terminaron de confluir los trabajadores, los estudiantes y la burguesía urbana. Para el día 2 se organizó una concentración, al día siguiente una mesa redonda en donde se sumarían todos los sectores y para el 4 todos debían sumarse a un gran paro provincial.

A todo esto, el gobernador Francisco Gabrielli, del Partido Demócrata colaboracionista con la dictadura, directamente prohibió la manifestación y lanzó proclamas para infundir temor en la sociedad.

Pese a estas amenazas, la convocatoria de la CGT, los estudiantes y la multisectorial para el día 4, fue masiva. A esa de las 10 de la mañana, distintas columnas intentaban acercarse hacia la casa de gobierno, en el centro cívico mendocino. La policía, por su parte, comenzó a reprimir en distintos sectores de la ciudad para evitar la reunión de estas columnas. Durante más de tres horas la ciudad fue un enorme campo de batalla, en donde los sectores más combativos del movimiento obrero y estudiantil habían logrado dominar ciertas zonas del casco céntrico mendocino. Allí se instalaron barricadas y hogueras, mientras otros grupos avanzaban sobre la casa de gobierno.

Cerca del mediodía, la policía se replegó y debió pedir la colaboración de la Gendarmería y el Ejército, los que pasaron al ataque con su tradicional afán represor. Recién allí se pudo controlar el centro de la ciudad, pero en los días siguientes los combates populares seguirían en la periferia y las barriadas más populosas. En los días posteriores, continuaría resonando el grito de guerra: Paso, paso, paso, se viene el Mendozazo.

Pablo Camogli