“Cuando ponemos el trabajo, la fe y la esperanza, las cosas llegan”, señaló la Presidenta en Lincoln

La presidenta Cristina Fernández inauguró hoy en Lincoln un ramal ferroviario que reactivará el servicio que une a esa ciudad bonaerense con Realicó, en la provincia de La Pampa, y conectará a 20 localidades.

Además, inauguró  un hospital en Mendoza mediante videoconferencia. “Queremos que el productor agropecuario e industrial participen más en el aumento de la generación de trabajo y en la rentabilidad en todo el país", remarcó la jefa de Estado.

Discurso completo de la Presidenta de la Nación:
"Gracias, muchas gracias. Muy buenos días a todos y a todas.
Señor Gobernador de La Pampa; señor Intendente de Lincoln: la verdad que me encuentro muy emocionada de haber llegado aquí, al pueblo de mi admirable y querido don Arturo Jauretche, nada más ni nada menos que en tren.

Una sola diferencia con el Intendente, dice que cuando Néstor lo conoció dijo que “vos eras más loco que él”. No, más loco que Néstor no hubo nadie ni nunca lo habrá en este país, un loco, porque había que estar loco para hacer las cosas….

Hoy, de repente, claro, con este mundo que se ha derrumbado, con las cosas que nos han pasado en estos 8 años, que nos han hecho abrir los ojos a muchos con las cosas que suceden no tan lejos ni siquiera en Europa o en América del Norte, sino que suceden aquí más cerquita de nuestro país, por ahí es más fácil comprender las cosas que queríamos hacer y las cosas que le proponíamos a los argentinos a partir del año 2003.
En aquel momento era difícil, porque todavía había un pensamiento único, un modelo único en el mundo y decían que decían que estábamos locos nosotros en querer ir a contramano del mundo. En realidad era el mundo el que estaba a contramano de la lógica y que la Argentina también lo había estado, pensando que se podía crecer solamente unos pocos mientras el resto del país se derrumbaba o que se podía crecer, sin producir bienes, sin producir servicios, sin generar puestos de trabajo, sin generar mercado interno, sin generar  bienestar para el país.

Hoy, afortunadamente tal vez, sea más fácil entender muchas cosas que no entendimos oportunamente, no importa por qué. Lo importante es que hemos encontrado el rumbo, hemos encontrado el camino donde la producción, la industria, los científicos, la educación juntan todo su esfuerzo para producir esta Argentina que viene creciendo desde ya hace 8 años en forma ininterrumpida y que ha generado el crecimiento del Producto Bruto más importante de sus 200 años de historia.

Y esta marcha gloriosa que hemos hecho hoy, que ya la habían hecho formalmente y que yo  no pude venir, pero no me quería perder el tren de Lincoln-Realicó, porque además, ustedes saben, siempre lo he dicho, un patriota como fue don Arturo Jauretche nacido en este pueblo, fue uno de los hombres que abrió mi cabeza y la de miles y millones en la República Argentina, en un mundo donde también, en ese momento un país se habían cerrado las usinas del pensamiento, la generación de pensamiento nacional propio, de pensamiento nacional y popular. No hay que tenerle miedo a la palabra popular, porque “no hay pueblo sin nación ni hay nación sin pueblo”. Eso siempre lo decía don Arturo y la gente de FORJA.

Por eso, es muy importante que los argentinos comprendamos la necesidad de estar unidos, estar tirando para el  mismo lado; que hay diferencias, siempre las va a haber, pero lo importante es saber que una sociedad solamente puede avanzar hacia el progreso, hacia la generación de riquezas si trabaja unida y mancomunadamente.

Y yo veo que todo ha crecido en esta maravillosa Argentina del año 2003 a la fecha, esta zona productora, agrícola, ganadera que ha visto renacer el valor de su tierra, el valor de su producción. Hoy, en un mundo que demanda alimentos, yo digo que -y esto es uno de mis grandes sueños para la Argentina del Tercer Centenario- industrializar la ruralidad.
¿Qué es esto de industrializar la ruralidad? A esta maravillosa tierra que Dios nos ha dado a los argentinos, que le hemos agregado tecnología, que le hemos agregado ciencia, innovación tecnológica que nos coloca también a la cabeza del mundo, tenemos además que lograr que en el lugar donde se producen las cosas, se agregue valor para que nuestros jóvenes no tengan que irse a vivir a otro lugar; que por allí vuelvan cuando terminaron de estudiar aquí, a instalarse, a seguir generando más riqueza en pueblos, a seguir generando más puestos de trabajo.

Y yo creo sinceramente que lo podemos hacer. Normalmente la industrialización o la comercialización siempre ha estado vinculada a grandes empresas que van a seguir existiendo pero creo que nosotros podemos desarrollar una generación de pequeñas y medianas industrias en cada uno de nuestros pueblos rurales, grandes productores de carnes, grandes productores de granos para agregarles valor ahí y que no solamente salga el grano limpio para el puerto, sino que se agregue valor aquí, para el mercado interno y también para la exportación, porque mercado interno y exportación, desarrollo del mercado interno, mejor calidad de vida a nuestra gente por sus salarios, por sus trabajos industriales y al mismo tiempo exportación y pequeñas y medianas industrias y empresas, no son términos incompatibles.

Miren, el promedio en América latina de la participación de las exportaciones de las PYMES, es del 5 por ciento. En la Argentina, la participación en las exportaciones de nuestras pequeñas y medianas empresas, es del 15 por ciento, el triple de lo que es en el resto de América latina. Esto nos habla de una gran calidad, de mucha innovación, de mucho trabajo y mucho valor agregado en nuestras pequeñas y medianas empresas.

Y esto también, si nosotros logramos una cultura de asociación, de cooperación en nuestras pequeñas poblaciones rurales, vamos a lograr también que el productor participe al integrar la cadena de valor horizontal o verticalmente, que ese productor también participe más en la rentabilidad y producto primario que produce en su tierra. Este es un círculo virtuoso que tenemos que lograr, porque de esta manera vamos a poder ser lo que yo no tengo ninguna duda, va a ser el papel líder de Argentina en este Tercer Centenario.
Tenemos un potencial maravilloso, tenemos la capacidad de generar excedente alimentario en un país donde somos 40 millones de habitantes porque puede producir y está produciendo para más de 400 millones de personas hoy alimentos. Y esto, no tengan dudas, va a seguir creciendo, porque le vamos a agregar cada vez más ciencia y más tecnología. Esa es la clave del crecimiento, porque aún cuando se cultivaran todas las tierras disponibles en el planeta,  lo producido no alcanzaría con el desarrollo actual para alimentar a la población mundial en el año 2050.

Nosotros, así como tenemos una mayor participación de las PYMES, en la exportación también somos el país que mayores empresas de biotecnología tiene en toda Latinoamérica. Nuestro promedio es de 2,3 cada 100.000 habitantes, a diferencia de lo que sucede en América latina.

Por eso me gustaría que los que todavía no pudieron, vayan a Tecnópolis, que va a abrir de vuelta el día 2 de septiembre para todos los argentinos, porque allí está la historia y el desarrollo de nuestros 200 años en todos los campos, en mantener el ferroviario. Éramos en los años 50 uno de los cincos países en el mundo, que comenzó a construir aviones a propulsión, eso éramos, qué fue lo que nos pasó después que retrocedimos tanto en el tiempo. Muchas cosas nos pasó de ese encuentro con  los argentinos, pero fundamentalmente – y esa es mi interpretación un tanto jauretchiana, debo reconocerlo – mucha subordinación cultural a lo que nos decían de afuera, a creer que lo argentino no valía cuando en realidad habíamos alcanzado histórica, industrial y científicamente un grado de desarrollo que nos permitió ser el Producto Bruto Interno más importante de toda Latinoamérica, durante la década de los años 50.

Y por favor, les pido de corazón a los que por allí no tienen nuestras ideas del partido que no crean que esto es una suerte de panegírico o bombo a mi partido, no, no para nada, yo creo en algo más que mi partido, creo fundamentalmente en la Nación, creo fundamentalmente en la República Argentina y en la unidad de todos los argentinos porque el proyecto de un país basado en producción, en trabajo, en educación, en ciencia, en tecnología no es patrimonio de ningún sector político, sino que debe ser patrimonio de los 40 millones de argentinos.

Por eso estoy tan contenta de estar hoy aquí, lo voy a acompañar, veníamos charlando recién con el Intendente… gracias yo también los quiero mucho a todos. Recién veníamos charlando con el Intendente porque él también obviamente como el ingenio como no va a mirar a Arturo Jauretche y me dijo que se la ha puesto en la cabeza que Don Arturo debería descansar, aquí, en un lugar importante en su pueblo natal. Vamos a ver si lo podemos ayudar para lograr eso. Es bueno que los grandes hombres sean honrados por su pueblo, por el pueblo que los vio nacer y que tengan un lugar de recuerdo y que sea también un lugar de visita, no solamente para los linqueños, sino para todos aquellos que quieran conocer dónde nació ese gran argentino y dónde descansan sus restos. Así que nos vamos a poner en marcha, no depende de mí, va a depender de los familiares, pero les prometo que lo voy a ayudar. Cuando se me pone una cosa en la cabeza normalmente voy, voy y voy. 

Y la verdad que ayer también cuando estábamos anunciando la renovación de la flota del transporte automotor público para todo lo que es la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires estábamos anunciando también lo     que ha sido el crecimiento de la industria, de julio contra julio, que hemos crecido un 7,6 y ya llevamos, en estos primeros 7 meses, un 8,7 de crecimiento de la actividad industrial. ¿Qué les voy a contar de la cosecha? Más de 100 millones de toneladas de granos producidos en la argentina.
Le gané la apuesta al ministro Julián que me decía: “no, va a ser un poquito menos de 100 millones”, vamos a pasar los 100 millones y además la meta del plan agroalimentario que va a presentar el Lunes 5 Julián, en Tecnópolis.

Yo estoy segura que esa meta es una meta conservadora, porque usted es muy conservador Julián, siempre se lo dije y lo sigo diciendo. Y no está mal ser conservador, guarda que no es una crítica. Pero yo creo que estoy absolutamente convencida esas metas van a quedar cortas por el avance y el desarrollo tecnológico que estamos empeñado en hacer y que en Argentina hoy nos demuestra como líder en el mundo.

Y la verdad que terminamos muy bien la semana, porque la terminamos, aquí en Lincoln, con este tren y el Lunes lanzamos otro tren también en otra provincia maravillosa, como es la provincia de Entre Ríos, pero ese es internacional, porque salimos de Federico Lacroze y terminamos en Salto, en la República Oriental del Uruguay restituyendo no solamente eso, ya lo tengo comprometido al “Pepe” Mujica que me tiene que estar esperando con un ramo de flores en Salto y además el tren va a llegar a Montevideo, Esquiavi, ¿no es cierto? Vamos a ir desde Federico Lacroze pasando por todo Entre Ríos, por montón de pueblitos.

Ayer estuvo Amado por acá, ¿dónde está el Intendente de General Pinto, que no lo veo? Sin lentes no lo veo, no vino, debe haber quedado muerto, ayer, porque dicen que en General Pinto estuvieron repartiendo netbooks, ese instrumento para todos los chicos de los colegios, para disminuir la brecha digital. ¿Cuántas cosas, qué se yo?

Ese 6,47 por ciento destinado a la educación; más de 800 científicos retornando al país; también ya pronto vamos a inaugurar en las antiguas Bodegas Giol, abandonadas en la Capital Federal, nido de ratas, vamos a inaugurar el polo científico tecnológico, con presencia de la Fundación Max Planck, por primera vez en América latina, desde Alemania que nos van a acompañar también.

Yo siento un inmenso orgullo como argentina y creo que el símbolo de este tercer centenario debe ser estás raíces nuestras: las raíces de la tierra, las raíces de la industria, las raíces de la educación pública y gratuita que también nos coloca al frente de América latina, en momentos en que podemos comparar con algunos otros modelos, que nos decían que eran mucho mejores que nosotros. Y la verdad que uno no se siente contenta ni feliz, a veces me da cosa internamente que muchas veces algunos de nosotros – me refiero a algunos argentinos – no nos demos cuenta de las cosas que tenemos aquí y que hemos logrado: la gratuidad de la enseñanza universitaria, que fue un decreto de Perón, increíble porque si uno se pone a recordar aquella época de los dos primeros gobiernos peronistas fueron de gran enfrentamiento con la universidad, pero quien decretó la gratuidad de la universidad pública nacional, fue por decreto, el General Perón, increíble.
Pero no para mí, pero la verdad que son las cosas que se ocultan, son las cosas que no se dicen, no sea cosa que se aviven los giles, como decía Don Arturo ¿no?

Y yo creo que muchas veces los argentinos hemos sido un poquito giles porque nos hemos comido el verso que nos han puesto desde afuera. Por eso creo que una de las tareas más importantes que tenemos todos y cada uno de nosotros es hacer un poco lo que hacía Don Arturo Jauretche; Scalabrini Ortiz, el gran hombre de los ferrocarriles argentinos: ir corriendo los velos uno por uno, esos telones que muchas veces no nos ocultan las obras de teatro, sino que nos ocultan las cosas que somos capaces de hacer nosotros. Porque una de las cosas fundamentales para sojuzgar a un pueblo son dos cosas: primero, quitarle la alegría, y segundo, destruirle la autoestima. Cuando un pueblo no tiene alegría y no tiene autoestima es muy fácil dominarlo. Por eso nosotros tenemos que sentirnos muy orgullosos de nuestras historias, de nuestras realidades, de las cosas que hemos hecho y también – al mismo tiempo – ser alegres por las cosas que hemos hecho, por las que nos faltan hacer, ser alegres por vivir. Vivir es muy importante, tener vida es muy importante y también tenemos que festejar eso: festejar la vida.

Y por eso yo quiero decirles, en este fin de semana de ferrocarriles, de producción, de crecimiento de la industria; nos visitaron el otro día también los ministros de Relaciones Exteriores de la UNASUR, de los países del Asia del Este y realmente la Argentina es mirada con mucha admiración y yo me siento muy orgullosa de haber contribuido en alguito, porque obviamente que esto no lo hace solamente una persona, esto lo hace un Presidente y un pueblo dispuestos a cambiar la historia. Para que se pueda cambiar la historia no basta con la voluntad de un loco o de una loca, hacen falta muchos locos más, 40 millones de locos, 40 millones de argentinos dispuestos a seguir cambiando la historia.

Yo quiero agradecerles a todos el cariño, el afecto y pedirles que sigan trabajando fuerte, muy juntos como se pusieron en la cabeza el esfuerzo de que este ferrocarril, detenido hace 20 años, volviera a marchar. Esto quiere decir que cuando uno se pone un objetivo, pone el esfuerzo y se juntan porque aquí están todas las zonas: la de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Mendoza, recién escuchábamos a su Gobernador para llegar hasta Malargue, también hasta el Sur de la provincia de Mendoza y un poquito más arriba, también, cuando ponemos todos (intendentes, gobernadores, presidentes, funcionarios, comunidades) el esfuerzo, las ganas, el trabajo, la fe y la esperanza las cosas, finalmente, llegan. Tardarán un poco más, tardarán un poco menos pero llegan.

Y hay que saber también que está es una larga marcha, que va rotando en sus protagonistas, porque es una larga historia la de estos 200 años de historia de los argentinos, es una larga marcha, lo importante es que cuando se termine el tiempo de uno haya otro que tome la bandera y siga adelante.

Esta es la enseñanza y yo recuerdo – para terminar – quiero terminar con una anécdota que contaba Don Arturo, no me acuerdo si era en “El medio pelo”, o era en “Los profetas del odio”. Me parece que era en “El medio pelo”, donde él contaba el 17 de octubre cómo lo había vivido Forja y él decía que ese día, 17 de octubre, en un local de Avellaneda, de Forja, en el cual él cuenta que nunca habían podido reunir a más de 40 argentinos que nos escucharan. Me llama un compañero – él cuenta – no me recuerdo el nombre, tenía un apellido italiano era que vivía ahí en Avellaneda y le dice: “Don Arturo, acá está pasando algo raro, mucha gente, muchos obreros están atravesando el Puente de Avellaneda y van todos para Buenos Aires, qué hacemos. Dicen que van a liberar a Perón y entonces dice que Don Arturo le contesta: “agarrá la bandera argentina del local y pónete al frente”. Y dice que ese hombre que nunca había logrado reunir a más de 40 personas, ese día cruzó el Puente de Avellaneda con más de 10 mil argentinos que lo seguían. Me acuerdo de eso porque me quedó grabado cuando lo leí y es eso lo importante, lo importante es la bandera, la que define las ideas, las convicciones, el rumbo y el destino que tiene que tener la República Argentina.

Lo importante es que esa bandera nunca se caiga, que esa bandera siempre hayan argentinos y argentinas dispuestos a llevarla lo más alto posible por nuestros jóvenes, por nuestros viejos, por los trabajadores, por los productores, por los comerciantes, por los empresarios, por los docentes, por los científicos, por la historia en definitiva.
Gracias Licoln, muchas gracias a todos y a todas, los quiero mucho."
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la Nación